06:mary vetsera en un baile polaco:
El balón ha polaco es, como señalé antes, un her-
función tiful, para todos los grandes nobles polacos que tienen
asumido su residencia en la capital hacen un punto de
estando presentes, vestidos con sus trajes nacionales, w ^ hich
son una maravillosa combinación de bordado en oro vel-
veterinarios, pieles costosas, y las joyas más costosas.
Según un grupo de palmeras y helechos gigantescos sentó un
niña de un encanto personal tan notable que
la corona-príncipe inmediatamente preguntó quién era.
Se le informó que ella era la hija del barón
Vetsera, y de la hermana de estos famosos y entu-
deportistas siasta conocidos en Austria como la "Pequeña Bal-
tazzis ". Los Baltazzis son griegos, pero gracias a su
inmensa riqueza y su pasión por la carne de caballo, que
implantado a sí mismos desde hace muchos años en Yiennese socie-
dad, no en círculos de la corte, sin duda, para el fin de ser
presentó en la corte, es necesario, en primer lugar, para ser
capaz de demostrar los regulación dieciséis cuarteles en tanto
lados, y los banqueros griegos en cuestión tendrían
posiblemente habido mucha vergüenza de demostrar cualquier trimestre-
nes en todo. Sin embargo, tanto Héctor y Aristides Bal-
tazzi había sido presentado al emperador, así como a
la emperatriz y para otros miembros de la imperial
familia, en el campo de la caza, y como una de sus hermanas
se había casado con un noble austríaco del nombre de
Baron Yetsera, otro barón austriaco igualmente noble
Stockau, y uno de los hermanos de la hermosa condesa
TJgarte, la familia podría decirse que se ciernen sobre el borde
de un conjunto muy aristocrático. Por otra parte, por lo que susurró el
chronique scandaleuse ^ cuando la baronesa Yetsera la hizo
debut en la sociedad después de su matrimonio, el emperador tenía
sido un ferviente admirador de su belleza oriental oscuro, su
atenciones de haber causado una gran cantidad de charla en la
tiempo.
Marie Yetsera, la hija de la baronesa, había pasado la mayor parte
de su infancia en el extranjero, y así fue que hasta el
noche nefasta de esa bola de Polonia en particular ningún miembro
de la familia imperial que aún había puesto los ojos en ella.
Ella tenía entonces diecinueve años, y en la flor de
su extraordinaria belleza. Alta, delgada, con magnif-
ojos oscuros ICENT, a la sombra de incredibl} 'de largo y sedoso
latigazos, que poseían un encanto y un picante que,
incluso a Viena, donde las mujeres hermosas son la regla
y no la excepción, produce una sensación distinta.
Su figura perfecta displa3'ed al admirable ventaja
un vestido sencillo pero exquisito envuelto de crepe blanco,
que no tenía ningún otro ornamento que algunos grupos de
violetas blancas y brezo blanco, se recostaron en el marco del
sombra verde proyectada por algunas plantas altas, jugando distraídamente
con su abanico de plumas blancas. Ella parecía muy un-
consciente de la imagen dulce que ella hizo, su pequeño,
bien formada cabeza apoyada contra una pila de cojines, y
una media luna de los diamantes - su única joya - espumoso en el
masas de su cabello oscuro y ondulado.
Había algo tan atractivo, tan deliciosamente
puro y refinado y fuera de lo común en su parecer-
ción de que el príncipe heredero pidió que la presentó
para él, y pronto fue sentado a su lado, hablando alegremente
sobre el certamen en constante cambio ante sus ojos.
Antes de iones 'él la invitó a bailar.
Los austriacos son proverbialmente los mejores que baila el vals en
Aarth, y para bailar el vals con Rudi, que había dominado ese
arte difícil con su habitual capacidad para hacerlo exceder-
vez más bien todo lo que hizo en absoluto, fue una revelación
a Marie. El príncipe heredero no era lo que es comúnmente
llamó a un hombre bien parecido, pero era peor que bueno-
mirando, porque cuando decidió hacer un esfuerzo, se convirtió en
absoluta e irresistiblemente séduisant.
Se supone que en las novelas sólo hace un encuentro
el famoso defotidre golpe, pero la vida real ha dado a muchos
pruebas de que tal cosa existe, y estamos de pie cara tc
cara con sólo una instancia como cuando se habla de este
primera reunión entre el heredero de Austria-Hungría de
corona y la heredera de los millones Baltazzi y de
el peculiar estilo de la belleza de las mujeres Baltazzi.
Marie, que había sido cortejado mucho desde el primer momento
de su carrera en la sociedad austriaca, tuvo desde ese momento
sin pensar en si no es por el príncipe incondicional cuyos ojos
- La mejor característica que poseía - había conocido tan
así cómo hacerle entender a la vez que el tiempo de
había llegado para él perder su corazón una vez por todas.
Esto no fue un coqueteo en ciernes, no saloncito
intriga que sirve para pasar las horas y dar
un poco de sabor a la existencia insípida de muchos hombres de la sociedad
y las mujeres, pero la verdadera pasión de buena fe que
ha sido representado por los poetas desde tiempo inmemorial.
En Montenegro los montañeses llaman a esta repentina prisa
de sentirse "congregada el destino de uno", y esto expresa
un evento tan bien, por cierto, por raro que estos casos
Pueden tienen bastante casi siempre un final fatídico -
es más, aunque sea trágico.
Rudolph tenía en su naturaleza una vena de lo que en alemán
se llama schwdrmerei - una fuente oculta de poética ideal
dad - y él era una víctima más probable para un amor que
pertenecido más bien para el alma que a los sentidos. La
gran cantidad de tonterías y disparates vergonzoso en eso,
se ha hablado y escrito sobre la inmensa y
absorber la ternura que unió Rudolph y Marie
desde el primero. La calumnia de la más sucia y negro-
est tipo no se ha librado de ellos, e incluso después de
su muerte la marea viscosa de una mala interpretación y
la calumnia se ha mantenido en aumento sobre sus tumbas, y tiene
desdibujado su memoria en su cieno barroso.
La verdad del asunto es, que el amor, como se
sentido por sí es muy raro que una cosa es no
despertar el rencor y la envidia del público, y que
casi de la venganza necesidad es rápido, y por lo general toma
la forma de una ola de inventos villano, de la falsa re-
puertos, y de mentiras crueles, que es imposible de refutar
porque en tales casos la prueba de la inocencia lata de la víctima
rara vez ser dado.
El amor de Rudolph y Marie, posiblemente, podría tener
mantenido en secreto de Stephanie, porque ellos nunca se reunieron en
privada, y él era muy cuidadoso de que ni un soplo de
escándalo debe tener alguna razón para tocar a la chica que
adorado, si no hubiera sido por la condesa, Avho nunca
descansó hasta que tuvo por sus muchas sugerencias e insinuaciones
dejado claro a la Corona-princesa que Rudolph había
al fin enamorado de buena serio, y designado a
su amable nota el poseedor del corazón de su marido.
Esto tuvo lugar poco antes de jubileo de la reina Victoria
fiestas en 1887, las fiestas en la que la Corona-prince
y Corona-princesa de Austria fueron a representar a Em-
Emperador Francisco José y la emperatriz Isabel.
07:anecdota en inglaterra:
Dos o tres semanas antes de la fecha designada para
la partida de Rudolph y Stephanie para Londres,
Marie Vetsera fue llamado a Inglaterra, donde su hermana
sentar mal. Esta fue una mera coincidencia, pero presenta a
la Corona de la princesa por la lengua cruelmente sarcástico de
Condesa Larisch, el hecho tomó las proporciones de un com-
cita posely hecho, organizado por los amantes, con
a fin de poder satisfacer en un suelo extranjero con un
facilidad que no se encontraba dentro de los límites de
el imperio austriaco. Al enterarse de esto la Corona-
princesa en el último momento se negó obstinadamente a
acompañar a su marido, hiriendo los sentimientos de la
edad de la reina británica casi más allá de perdón por su brusco
negación, y la delincuencia casi tanto el Emperador y
Emperatriz, por no hablar de su padre, y madre,
El rey Leopoldo y la reina Enriqueta de Bélgica, quien
fueron algunos de los invitados del Jubileo.
Es inútil recordar aquí la escena realmente atroz
que tuvo lugar entre Rodolfo y Estefanía en
esa ocasión. La Corona de la princesa olvidó de sí misma por lo que
lejos como para utilizar al hablar de Marie Vetsera algunos epi-
thets que correspondía ni su sexo ni su exaltada
rango, y 'que, cuando se aplica a la mujer que amaba,
Rudolph no podía dejar pasar sin resentirse en el
más enojado moda posible. Declaró entonces y allí
a su consorte que había terminado con ella, y que
nunca se perdonaría lo que había dicho. Con esta
declaración de guerra que llevó a su partida a Inglaterra,
mientras que Stephanie, por una vez asustó wellnigh fuera de su
ingenio, dejaron de Viena a pasar el tiempo de su ausencia de distancia
de todas las miradas de observación.
Ese Rudolph reunió Marie Yetsera y su madre en
Londres, y exhortaron a ellos varias veces, es bastante
ciertos, pero ¿qué planes se decidieron por los dos
los jóvenes es imposible estatal. Baste
decir que un tiempo después de su regreso a Austria, el
Corona-príncipe envió una carta privada y confidencial a
nuestro Santo Padre, el Papa, rogándole para disolver
su matrimonio, y que usara su influencia con el Emperador
para obtener la sanción de este último de renuncia de Rudolph
todos sus derechos de sucesión al trono, y en retirada
por completo de la mirada pública. Esta carta fue enviada
a Roma por un mensajero especial y de confianza, que debía
traer de vuelta la respuesta de Su Santidad a los mismos. Casi im-
inmediatamente tras la recepción de este documento Leo XIIL
enviado a uno de sus propios mensajeros confidenciales a Em-
Emperador Franz-Joseph, encerrando en una carta de su propia para
el emperador el que el príncipe heredero había escrito.
Es imposible describir el horror y el asombro
del padre infeliz cuando recibió esta bastante un-
golpe de esperar, pues aunque era consciente de que el
las relaciones entre su hijo y su hija-en-ley se
mucho más tensa, pero no tenía idea de que este estado de
asuntos habían ido tan lejos como para llevar a cabo tal decisión
por parte de Rudolph, por otra parte, sabía Rudolph demasiado
bien como para no darse cuenta de que algo realmente terrible debe
han ocurrido para que le den ese paso con '
fuera siquiera mencionarlo a él.
De inmediato convocó archiduque Albrecht, su tío,
su hermano, el archiduque Charles - Louis, y el Príncipe-
Arzobispo de Viena, con el deseo de comunicar a Ku-
Dolph la carta del Santo Padre en su presencia.
La entrevista que sigue es wellnigh indescriba-
ble. Rudolph, conmovido por el profundo dolor de su
padre, con quien estuvo muy unido, cayó a su
pies y anhelaban su perdón por ser su causa, pero al
Al mismo tiempo se negó a dar ninguna explicación de su
realizar en presencia de testigos, y que sólo era
más tarde, cuando el emperador se había retirado a su vida privada
apartamentos para la noche, que el príncipe heredero era
inducida por él para hacer un pecho limpio de toda
materia.
Aquí llegamos a un punto en esta terrible aventura que es
de tan delicada naturaleza que uno retrocede ante positivamente antes
la casi imposible tarea de explicarlo. Hay
en este mundo algunas muertes terribles, y muchos en-
tancias en las que las palabras de la Escritura, que dice
que "los pecados de los padres caerán sobre la
niños, "hecho realidad en un reall} '-. moda horrorosa La
conversación tormenta que tuvo lugar entre el Em-
Emperador y su único y muy querido hijo fue testigo de
por nada, y sin embargo, existen a día de varias personas que
sabe lo horrible que fue el descubrimiento realizado por ambos
ellos en esa noche nunca-a-ser-olvidado, cuando Rudolph
confesó a su padre su amor por Marie Vetsera, y
su intención de renunciar a todo su futuro, su elevada
rango y su posición inigualable para poder casarse con ella!
Cuando en la madrugada el príncipe heredero se tambaleó hacia fuera de
la presencia de su padre, su cara estaba gris y dibujado y
ojeroso, como la de un cadáver, y en sus ojos, que
brillaba con la luz ardiente de fiebre, había una
mirar de dura resolución que traicionó no sólo el hecho de
que él era un hombre desesperado, pero también que había dejado
detrás de él toda esperanza de la realización de su más ardiente
deseos.
En cuanto al emperador, cuando su ayuda de cámara entró en su habitación
a la hora de costumbre, encontró a su inclinación amo imperial
bajo sobre su escritorio, con su cabeza apoyada sobre su
los brazos cruzados. El emperador estaba vestido completamente en el
uniforme que había llevado la noche anterior,
y el criado, pensando que tal vez su maestro
se había quedado dormido mientras escribía, se permitió
tocarlo ligeramente en el hombro. ¿Cuál era su
susto y sorpresa cuando descubrió que Franz-
José, este hombre de hierro, que nunca conoció un día de baja por enfermedad
ness, estaba desmayado! Eealizing con la rápida in-
la matrícula de un sirviente leal a fondo que el emperador
desearía que su condición mantenida en secreto, si es posible, la
valet abstuvo de pedir ayuda, pero resto-aplicado
tivas a sí mismo, y cuando el emperador se había recuperado
conciencia discretamente evitó traicionar por la mirada o
firmar su propia curiosidad en cuanto a lo que podría haber traído
acerca de tan curioso y sin precedentes de un incidente.
Durante el transcurso de la mañana el emperador envió
para su hijo, pero le informaron que su alteza imperial
la corona-príncipe había comenzado temprano para Mayerling ac-
acompañado sólo por su Loschek criado personal, y que
que había dejado dicho en el sentido de que tenía la intención de pasar
dos o tres días allí, en compañía de su brothcx'-
cuñado, el príncipe Phillip von Coburg, y del conde Joseph
Hoyos, que eran por lo general su caza favorito com-
panions.
08:muerte
La noche estaba a punto de terminar cuando el cuerpo de la
Corona - príncipe fue llevado en sus apartamentos privados
en el Ilofburg. El ataúd fue abierto y temporal
el cadáver puso sobre la cama, y entonces fue que el Em-
Emperador y la Emperatriz se enfrentan cara a cara con el
horrores de la terrible muerte de su único hijo.
Se rumoreaba en el momento, y
También se ha declarado ya que, que antes de cometer un
acto tan severamente condenada por la Iglesia Católica que
en realidad había matado con sus propias manos la mujer que
que amaba más que la vida. Esto es a fondo y la vergüenza-
totalmente falso. Marie Yetsera murió durante la noche del
del 29 al 30 de enero de 1889, y ella murió
en los brazos de la corona-príncipe, pero no era él, como
everj ^ cuerpo persiste en creer, que la mató. Tiene
ha demostrado auténticamente que fue ella misma la que
truncada su existencia justa y hermosa mientras Rudi
había ausentado por un momento de la peluquería
donde habían estado hablando juntos.
Temprano en la mañana del 29 de enero, Marie Yetsera
recibido una carta. Ella estaba en ese momento sentado en
su tocador, y poniendo los toques finales a
su inodoro. Su doncella y su hermana, que estaban presentes,
se dio cuenta de que mientras ella examinaba el contenido de la carta,
que había sido traído por un mensajero especial, ella
resultó espantoso pálido y temblaba como una hoja, pero cuando
preguntó cuál era la causa de su emoción, se negó
que dar ninguna explicación, y rasgando la carta en
pequeñas piezas que los arrojó al fuego abierto, y
los miraba hasta que hubieran sido completamente reducida
a cenizas. Poco después se quejó de una cabeza-
dolor, y le dijo que iba a ir a dar un corto paseo en
para ver si el aire fresco no le haría bien.
Vestida con una falda sencilla oscuro sarga, una chaqueta, gorra, y
manguito de piel sombría, y con un pequeño ramo de violetas
sujeta a su pecho, ella dejó la casa de su madre y
caminado por la Ringstrasse hasta que llegó a una cele-
floristería brado, que ella habitualmente frecuentado.
Allí compró otro y mucho más grande grupo de
violiets, y al salir de la tienda salieron INTB un unume-
y, ^ ^ ^ ^ ^ g _one de esas cabinas privadas, que un gran número de
del uso aristócratas vieneses por sus paseos por la mañana
-Que se había detenido frente a la floristería tan pronto
al entrar en la tienda. Los caballos trotaban bajar en un
ritmo fuerte, y la shopwoman que había esperado al
Marie, y la había acompañado hasta la puerta, dijo, como
ella volvió a su contador:
"Bueno, eso es divertido! Si no me equivoco, el barón-
ess ha ahuyentado en Crown-prince Kudolph del privado
taxi, conducido por el propio Bratfisch ".
Bratfisch, / «cr
su padre en el Hofburg, diciéndole que él no era
siente lo suficientemente bien como para estar presente en la cena de la familia
que debía ser dado esa noche en honor del Arco-
duquesa Marie-Valerie y su prometido, el archiduque Fran-
cis-Salvator. El telegrama decía así:
"Para Su Majestad el Emperador, en Viena:
"Perdona mi no aparecer, ya que no me siento bien, no es nada
grave, sin embargo. El amor para mi madre y para todos.
"Rudolph".
Cualquiera que sea la conversación pudo haber sido entre
los dos jóvenes desafortunados en ese oscuro y
tarde triste en el pequeño salón de Schloss-Mayerling
mejor que se puede imaginar lo que se describe. Los terribles dis-
cierre que el joven hizo para ella era verdaderamente de
carácter para desequilibrar el cerebro más constante, y Loschek,
el ayuda de cámara, dijo más tarde que había oído, al pasar
la puerta, en diferentes ocasiones, el sonido sordo de
sollozos violentos.
Durante las semanas anteriores Marie había sido ex-
excesivamente melancólico, y habían varias veces aludido, en
la presencia de su familia y amigos, a su deseo de morir
joven si no podía obtener más ardiente de su corazón
deseos, pero lo que esos eran no dijo! De hecho,
un caballero que la había conocido desde la niñez, y que
fue un visitante constante en la mansión Yetsera, recor-
Bered que en una ocasión ella le había dicho media-laugh-
vez más que, gracias a la cepa de la sangre oriental que
fluía por sus venas, no tenía miedo en absoluto de
muerte, incluso si autoinfligida, y que ella siempre fue pro-
provisto de los medios para poner fin rápidamente y sin dolor
para su existencia, si alguna vez llegó a ser demasiado desagradable para ella.
Cuando el conde Hoyos y el príncipe von Coburg devueltos
al castillo para la cena, se encontraron con que la Corona-
príncipe ya se había retirado, dejando un mensaje al
efecto que se sentía demasiado enferma para aparecer en la comida de la noche,
de la que él pidió ser excusado. Tliere hubo
firmar de Bratfisch, ni, por supuesto, de Marie Vetsera, y
Loschek haber sido el único en ser testigo de su ar-
rival, los dos nobles no fueron informados de que una dama
había llegado a Mayerling en ese día. Se sentaron para una
mientras que más de su vino y los cigarros, y luego, a fondo
fatigado por el deporte de su día, se fueron a la cama, y
silencio absoluto reinaba en todo el edificio.
A las cinco de la mañana los cazadores ser-
gan a circular por el patio, los novios se abrió la
puertas del establo y empezó a su jornada de trabajo, la fundición
una mirada ocasional a las ventanas cerradas
del castillo, porque sabían bien que, al igual que su fa-
ther, la corona-príncipe era un madrugador, y que,
por lo tanto, probablemente pronto aparecerá en uno de los
marcos, como era su costumbre, para llamar a algunas órdenes de
ellos.
Loschek también aumentó y la preparación de sus imperiales mas-
baño del ter en el camerino contiguo a la Corona-
sleeping-apartamento de príncipe. Varias veces se ap-
proached la puerta, esperando oír que lo llamaban, pero
el silencio se mantuvo imperturbable, y como hora tras hora
pasó lentamente el hombre comenzó a sentirse muy preocupado.
Él había sido enviado por Rudolph en la noche anterior
a hacer un recado a Baden, y no sabía si, o cuando,
la baronesa Vetsera había dejado Mayerling. Finalmente,
ansiedad insoportable, trató de girar el mando
de la puerta, pero para su sorpresa encontraron que
fue fijado en el interior, siendo esta totalmente en contra
costumbre del Archiduque. Durante unos instantes,
quedó inmóvil y luego golpeado dos veces rápidamente en el
panel de madera de roble. Al no recibir respuesta, él huyó a
el comedor, donde el Príncipe de Coburgo y el conde
Hoyos estaban esperando su desayuno. Temblor en
todos sus miembros, Loschek confusamente trató de explicarles
que algo debe haber pasado a la Corona-
príncipe, entremezclando sus declaraciones incoherentes con allu-
siones a la visita de Marie Yetsera, que eran, por supuesto,
absolutamente ininteligible para sus oyentes asombrados. Gather-
ción, sin embargo, por lo que dijo que algo muy
tanto fuera de lo común había ocurrido, el Príncipe y
el conde, seguido por el terror Loschek, corrió-
comenzaron escaleras tres pasos a la vez, y, a su vez un
asalto a la puerta, que, cuando obtuvieron ninguna
señal de vida desde dentro, terminó en su ruptura que
abierta.
La escena que se reunió su mirada era de naturaleza tal que
atacar a la persona más independiente con el horror. En
el salón cerca de la ventana, estaba tendido el cuerpo de Marie
Vetsera, todavía vestido con su traje de sarga oscura, pero con
todas las violetas de sus dos ramos de flores esparcidas sobre ella.
Su rostro blanco, recortada contra la seda carmesí del
cojín sobre el que la cabeza Avas descanso, parecía cortada
en mármol. La mitad apoyado en su hombro, medio
en el suelo, estaba el príncipe heredero, su caza-suit
empapado de sangre, y su mano sin vida aún captar-
ing un revólver caballería pesada. Enloquecido por el dolor y
sorpresa, los tres hombres se inclinaron sobre Rudolph para ver
si la vida era realmente extinta. Una mirada a la
cráneo destrozado, hoAvever, bastó para demostrar que todos los
esperanza había huido. Prince von Coburg, dando un paso atrás con
una exclamación de consternación, pisó algo que
cogió mecánicamente. Era un pequeño bot-vacío
tle de cristal marrón, que se denomina "la estricnina."
Mecánicamente también lo colocó en una mesa vecina,
y con la ayuda de sus dos compañeros levantado la forma
de la corona-príncipe de la tierra y la puso sobre la
la cama. Entonces todos se apresuraron a salir de la habitación, y
cerrando la puerta detrás de ellos, se fue escaleras abajo, sintiendo
como adormecida y nerviosa, como si el} ^ se acaba despertando
de alguna pesadilla terrible.
Cuando habían tenido tiempo suficiente para recuperar su
detecta hasta cierto punto. El príncipe Felipe ordenó la entera
hogar a comparecer ante él, y haciéndolos
tomar, cada uno por separado, un juramento de secreto absoluto, él
dio indicaciones de que la entrada al castillo y al
los terrenos del castillo se debe negar a todo el mundo con-
distinción de sexo o rango.
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